Por: Edgar Elías Azar

Sustituir la reclusión de jóvenes que cometen delitos leves por políticas de reinserción social

 

El robo de un celular en el metro o de una pluma en un centro comercial puede ser el principio de una carrera delictiva con difícil solución. La prueba es que, como asegura Edgar Elías Azar, presidente del Tribunal Superior de Justica del Distrito Federal (tsjdf), “los jóvenes que delinquen están regresando a nuestras cárceles ya en edad adulta”. El procesamiento de menores sube cada año y la delincuencia empieza en edades más tempranas. “Es la mayor justicia que tiene la ciudad porque resulta que cada vez estamos sentenciando a personas de menor edad”, recalca Azar.

El asunto presenta una doble vertiente, la legal y la social, que no se ha podido acotar. Relajar el código penal en materia de robo, principal delito entre los menores, sería una opción que además rompería con la tendencia de abusar de la prisión preventiva, opina Azar.

En esta lógica resultaría pertinente, defiende el presidente del tsjdf, crear una especie de juzgados de adictos, tribunales especiales en donde, aunque existe la sanción, hay la principal motivación de contribuir a la corrección del agraviante.

En el mundo

En ciudades como Nueva York, Los Ángeles o San Diego, policías, bomberos, médicos y psicólogos visitan sistemáticamente las escuelas para advertir sobre los peligros de las drogas y el crimen.

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