Por: Jorge Legorreta

Los ríos y manantiales pueden aprovecharse para reducir la necesidad de traer agua de fuentes externas 

De acuerdo con el censo de 2005, en la ciudad de México se ven afectadas, por el suministro irregular de agua, 241 colonias, en las que habitan 1,430,687 personas; en ocasiones, reciben el servicio cada tercer día o solo una vez a la semana.

En la época prehispánica, los manantiales de Chapultepec eran la fuente principal de abasto de agua. Para Jorge Legorreta, director de Metrópolis Centro de Información de la Ciudad de México, el proceso natural para garantizar el abastecimiento de agua es aprovechar el agua limpia de los ríos, lagos y manantiales, tal y como se hacía en el origen de la ciudad. En muchos casos sólo se requiere construir tuberías, presas y drenajes paralelos o subterráneos a los cauces; en otros, es necesaria una intervención mayor que contemple el uso de plantas de tratamiento y potabilización.

Los manantiales aún presentes en la ciudad de México son reservas de agua en tierra firme. En Santa Fe y en Fuentes Brotantes se encuentran dos manantiales cuyas demasías se van al drenaje. En las partes altas de la cuenca del valle de México nacen ríos con agua limpia, 11 de ellos perennes y 34 estacionarios. Hoy toda esta agua se desperdicia al mezclarse con aguas negras en los drenajes.

El líquido filtrado naturalmente podría ser empleado para diversas actividades urbanas como el riego, o bien, distribuirse para que sea consumido por los amplios sectores de la población que carecen de ella.

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