Por: Dante Aguilar
Algunos agricultores urbanos curiosos empiezan a mirar hacia el techo
En una azotea de 60 metros cuadrados en la colonia Escandón, Dante Aguilar cultiva hierbas y verduras que vende a 25 de los restaurantes más prestigiosos del Distrito Federal.
Primero estudió cómo aprovechar las especies de la ciudad e incluso desarrolló algunas que debido a la estandarización de la agricultura se habían perdido, y después utilizó su azotea a falta de invernaderos y de espacio para cosechar: betabeles miniatura, albahacas exóticas, tomates cherry amarillos.
A pesar de las cifras demográficas y el nivel de urbanización, la ciudad de México siempre ha sido una ciudad autosustentable. Casi cualquier especie, excepto las plantas tropicales, puede cosecharse en la capital. 22,682 hectáreas se destinan a la siembra de cultivos, un 15.2% de su superficie territorial, y Milpa Alta, Xochimilco y Tláhuac son las zonas más fértiles. Hoy, con la expansión de la ciudad, algunos agricultores urbanos curiosos empiezan también a mirar hacia el techo.
Además, claramente está creciendo un nicho de mercado que demanda productos orgánicos. Rodrigo Villar, director de la aceleradora de negocios New Ventures, explica que se necesita dar un valor agregado a ciertos productos, tal y como hace la empresa Aires de Campo, con el objetivo de generar una economía de mejor escala. Para ello hay que ofrecerle a los agricultores programas de capacitación en desarrollo tecnológico, procesos, y venta segmentada de productos.
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